Bueno, señores, esto se acaba y no será por gusto, que las agujetas, los cortes, los dedos machados y la suciedad extrema son cosas que a uno acaban por hacerle tilín, y si no nos pasamos al metal extremo y tan contentos.
Para empezar no podemos sino darle las gracias a Jose, nuestro casero de nave, que es un crack, y soldador titulado aunque te den el titulo sin saber soldar, palabras textuales, que nos ayudó a poner la puerta, que ha quedado la mar de maja y la mar de bien puesta, toda vertical ella.




Y así es como se hace un local de ensayo en cuatro sencillos pasos. ¡Claro, coño!
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