Bueno, señores, esto se acaba y no será por gusto, que las agujetas, los cortes, los dedos machados y la suciedad extrema son cosas que a uno acaban por hacerle tilín, y si no nos pasamos al metal extremo y tan contentos.
Para empezar no podemos sino darle las gracias a Jose, nuestro casero de nave, que es un crack, y soldador titulado aunque te den el titulo sin saber soldar, palabras textuales, que nos ayudó a poner la puerta, que ha quedado la mar de maja y la mar de bien puesta, toda vertical ella.
Y ya que estábamos, lo limpiamos y lo llenamos de cosas ricas, para ver lo bien que ha quedado y corroborar que, ante tanta comodidad, de ahí va a salir pop, y del malo, pero qué agustico.
Y además lo probamos y todo, y de verdad que es un lujazo, después de casi 6 meses sin local, merece la pena la espera, de verdad, y el que quiera venir está invitado, que ahora ya no da vergüenza traer a gente al local.
Y además lo probamos y todo, y de verdad que es un lujazo, después de casi 6 meses sin local, merece la pena la espera, de verdad, y el que quiera venir está invitado, que ahora ya no da vergüenza traer a gente al local.
Y así es como se hace un local de ensayo en cuatro sencillos pasos. ¡Claro, coño!